Yo el dormido. Navegando sin ojos
en el bote de las luxaciones. Treinta años,
tantos huesos y cuánto humo.
Cuánto amor
en falso, cuánto estuario baldío,
cuántos bueyes, cuánto sinpájaro.
Tenía que. Me vine a Madrid a
probarme la ciudad. Buscando a mi padre
en destierra firme. Para frotarme contra
la muerte. Para morder a la poesía.
La poesía.
Poesía o nada
(hace un tiempo espléndido para otra Bastilla)
Poesía o nadie
(estamos en vísperas de las manzanas)
Poesía o cero.