no fue el día
en que mi padre se ahogó en el hígado del cáncer,
ni el día
en que Iratxe me dijo que se llamaba Iratxe,
ni el día
en que toqué las tapas de Los Miserables,
ni el día
en que asumí la soledad y sus caballos,
el día más importante de mi vida
fue
el
6
de
marzo
de
1974,
cuando nací
en el hospital de Cruces en Baracaldo,
cuando nací
entre enfermeras de risas y batas blancas,
cuando nací
entre botellas de suero y toallas limpias,
cuando nací
en uno de esos lugares del mundo
donde los perros acuden a la peluquería,
donde los niños reciben clases de piano,
donde las madres llegan a madres,
donde los ancianos llegan a ancianos,
donde ni siquiera se mata
a los inadaptados
y hasta se les permite el lujo
de escribir versos.